La escuela pitagórica

Fundada por Pitágoras en la Magna Grecia, era una escuela muy religiosa: creían que el alma inmortal se reencarnaba una y otra vez, aspirando a convertirse en un espíritu puro cuando podía formar parte del gran espíritu que es el universo.



Los pitagóricos atribuyeron a los números el origen del mundo, lo que supuso el origen de la ciencia matemática, aplicando la armonía de los números a muchos ámbitos, uno de los más importantes es el de la astronomía en el que llegaron a afirmar que la Tierra era esférica, pero no desde un fundamento científico, pues lo que creían era que la esfera era el cuerpo más perfecto posible.

Su organización docente era muy severa, muy rígida. Existían alumnos acusmáticos, es decir, que estaban obligados a estudiar en silencio, pero una vez que había aprendido el silencio y lo que el silencio implica, podían empezar a preguntar y expresar lo que sentían o pensaban. A partir de entonces se les llamaba matemáticos, ya que podían profundizar en lo que aprendían y eran enseñados desde los fundamentos de la ciencia.

Se les expulsó de Trotona y fueron perseguidos. Sobre las razones de esto hay muchos testimonios contradictorios. Unos afirman que su estilo de vida, que era el elitismo, provocaba el rechazo del pueblo y de los grupos democráticos. Otros que el resentimiento de Cilón, ciudadano de Trotona que no había sido admitido en la secta, provocó una revuelta popular.

Todo esto nos enseña la importancia de los pitagóricos en la política griega, además de las ciudades del sur de Italia.