Parménides de Elea

Vivió entre el 515 y el 440 a.C. Fue el fundador de la escuela eleática. De él si se conservan pocos fragmentos de los que hemos podido reconstruir su pensamiento. Mantenía que la multiplicidad de las cosas, así como el devenir y el cambio a las que están sometidas, son únicamente apariencias de lo que en realidad es el mundo, una realidad única a la par que eterna: el Ser, que es uno y que engloba la totalidad de lo existente. Esta teoría se opondrá radicalmente a la sostenida por Heráclito.

Compuso un poema en hexámetros al estilo homérico con unos personajes aparentemente pacíficos: la verdad, la justicia, la opinión, el camino, el No-Ser, etc. Quedan 156 versos, que conocemos gracias a autores posteriores al incluirlo en sus obras. Estos fragmentos ayudan a conocer que el poema se dividía en tres partes: la introducción, la vía de la verdad y por último la vía de la opinión de los mortales.

En la introducción nos encontramos en un ambiente misterioso donde un poeta está montado en un carro llevado por dos caballos a los cuales controla mediante un auriga. Estas tres sustancias simbolizan el alma (ambos caballos y el auriga).

Con verdad hace referencia al razonamiento, es decir, a la realidad del mundo, y al hablar de ella excluye totalmente todo lo referente al mundo material, es decir, a los sentidos, al cuerpo. Se centra en el alma, en el razonamiento o pensamiento como únicos caminos para conocer tal verdad: el ser y el pensar como la misma cosa. Con esta afirmación cambiara la forma de entender el mundo hasta el punto de excluirlo para entender la realidad como ese otro mundo al que pertenece nuestra mente, el Ser, que vive por sí sola.

Las cualidades del Ser son las siguientes: es único, eterno, inmutable (que no cambia), ilimitado (infinito) e inmóvil (estático, se abstiene al devenir).

Y para finalizar, la vía de la opinión, referida a todo aquello que haga referencia al mundo físico, cambiante, a los objetos que perciben los sentidos. 

A partir de entonces se tomará este tema como problema de la filosofía: la división entre el mundo verdadero y el mundo de los sentidos. 

Pitágoras de Samos

Nació en el 570 a.C. Su vida está llena de incógnitas, pero se cree que fue discípulo de Anaximandro. Fundó una escuela filosófica a la par que religiosa en Crotona, en el año 530 a.C. vinculada al orfismo (corriente religiosa de la antigua Grecia, de Orfeo que era el maestro de los encantamientos) y sometida a diversas tradiciones orientales. Tuvo una gran aportación a la filosofía además de las matemáticas, pero muchas veces se confunde con las aportaciones de su escuela, en la que se perfeccionó el álgebra y la aritmética, se clasificaron los poliedros regulares, se elaboró una teoría musical con una base matemática y se formuló el teorema de Pitágoras. Fue el primero que usó el termino filosofía como pasión por el saber, o amor a la sabiduría, y el primero que se denominó a sí mismo como filósofo. Se dedicó sobretodo a las matemáticas e hizo progresar esta ciencia, y estudiando sus principios creyó que éstos eran los principios de todos los seres. Para él el arjé eran precisamente los números, ya que creía que eran anteriores a todas las cosas, encontraba en ellos la armonía. Pitágoras se retiró a Metaponto, donde murió en el 480 a.C.

Heráclito de Éfeso

Nació en el 544 a.C. Heráclito incluye una novedad con respecto a los pensadores anteriores: una diversidad contrapuesta, una lucha de contrarios como razón que rige el mundo, como ese primer principio o arjé simbolizado por el fuego, encontrándose así un nuevo concepto: la posibilidad. De su obra solo quedan fragmentos a través de citas y comentarios de otros autores. Era un filósofo del devenir, del cambio, afirmando que todo fluye y está en continuo movimiento, no lo considera como algo arbitrario, sino como algo que establece la Razón universal o logos. El origen de este eterno cambio está en esa lucha de contrarios; como el calor y el frío, el día y la noche, etc.  La armonía del mundo surge de esa lucha de opuestos. Y aunque la razón, el orden y la armonía sean el momento de estabilidad y perfección, los sucesos del mundo fluyen en el tiempo y se escapan a cualquier forma posible de detenimiento. El mundo no es sólo lo real, las supuestas cosas fijas, los sucesos ya determinados; el mundo es a su vez lo posible, y esta posibilidad se encuentra en esa constante lucha de opuestos, en esas aparentes y siempre armonizadas contradicciones. Piensa que todas las cosas se mueven y nada está quieto, es más dice que si comparas la corriente de un río, nunca te podrías sumergir dos veces en el mismo río. Murió en el 480 a.C. en Mileto.

Anaxímenes de Mileto

Vivió en Mileto, entre el 588 y el 524 a.C. Pensadores como Aristóteles lo presentan como astrónomo, preocupado de estudiar la naturaleza, forma y movimiento de los cuerpos celestes. Fue miembro de la escuela materialista jónica y compañero de Anaxímenes. Consideró como arjé, es decir, principio de todo, al aire. Para explicar el origen de todo lo demás creía en un doble proceso por el que el aire cambia: mediante la rarefacción daba origen al fuego y mediante la condensación se da origen a las nubes, el agua, la tierra y las rocas..

Anaximandro de Mileto

Vivió entre el 610 y el 547 a.C. Tal vez fue alumno de Tales de Mileto a quien siguió cuando comenzó a interpretar racionalmente la relación del hombre con el universo. De este pensador sí se conservan unas líneas de sus escritos, lo que es muy sorprendente debido a la antigüedad de éstos.

Fue el primero en utilizar el término ápeiron como principio y elemento de las cosas existentes, y que contiene la causa toda del nacimiento y destrucción del mundo, pero ya aparece en Homero para hablar del mar inmenso, sin fin y de un sueño indeterminado, sin límites precisos.

Para Anaximandro este término se relaciona con el de Homero, en que la realidad para él tiene que ser algo indeterminado, impreciso.

Tales de Mileto

Incluso sin dejar constancia escrita de sus ideas, estas han quedado recogidas en las obras de los doxógrafos y pensadores posteriores, los cuales no son del todo fiables dado que se dejaron guiar por la tradición oral y las leyendas.

Aún así, es considerado el "Padre de la filosofía". En el año 585 a.C. predijo un eclipse, primera fecha de la historia de la ciencia occidental. Se le considera en la actualidad más científico, pero sus planteamientos y afirmaciones en la época en la que vivió se consideraron filosóficos. Tenía una imagen de sabio distraído y ajeno al mundo, según una anécdota proveniente del propio Platón. Otros pensadores pretendían ridiculizar el carácter ideológico creador y revolucionario de su pensamiento, como dice Aristóteles en una de su obra Política.

Es suya la teoría de que el agua es el sustento de todo. Para él la Tierra es una pequeña isla que flotaba en el agua, materia originaria. De ahí provienen las tesis de un principio o arjé a partir del cual se fundamente todo lo que existe, ya sea más o menos metafísisco. Con esta forma de percibir el mundo, aunque de una manera muy limitada, pretendía llegar a la única posibilidad de llegar a su sentido y a su ser.